viernes, 11 de marzo de 2011

De pañales, biberones y otros menesteres.......

Nunca olvidaré este momento. Estoy sentada en una butaca, balanceando con el pie el cuco en el que mi hijo pequeño, de dos meses, que acaba de terminar la toma. Al mismo tiempo, estoy utilizando un sacaleches para aprovechar la leche sobrante y guardarla para cuando pueda hacer falta; y de vez en cuando levanto la vista para vigilar a mi hijo mayor, que está jugando en el suelo, para evitar que se lastime.

De repente, aparece el que entonces era mi marido, que desde el quicio de la puerta me dice lo siguiente: "Te estás aborregando" (literal), meneando la cabeza. Y mi respuesta fue: "No es que me haya vuelto gilipollas. Es que esta es mi realidad ahora (que no la tuya, pensé)".

Obviamente, la tarea que yo estaba haciendo en ese momento, para él carecía totalmente de valor.  Podría decirse que para él, esa dedicación iba "implícita en el puesto" y no era capaz de comprender por qué había dejado de lado cosas como escribir, viajar o ir a ver exposiciones. Yo debía tener capacidad para abarcar todo: trabajar, asumir el cuidado de mis hijos y ser la perfecta compañera en el tiempo de ocio;  y como no era así….yo ya no era interesante. El hecho de que, terminada mi jornada laboral, yo me dedicara plenamente a mis hijos, entre otros motivos porque no contaba para nada con su ayuda, implicaba que había perdido mis inquietudes intelectuales. No había otra explicación posible.

Comentarios como ese fueron minando poco a poco mi autoestima, pero afortunadamente reaccioné a tiempo.

Si cuento esto es porque, tristemente, una vez me liberé de semejante lastre en el plano personal, he seguido percibiendo esa misma actitud por parte del sistema. El hecho de haberte dedicado plenamente a cuidar de tus hijos, cada día tiene menos valor. Es más, de acuerdo con ciertos colectivos, parece que tienes que disculparte y pagar por ello. De repente, se borra del historial esa plena dedicación de cara a un supuesto "reparto equitativo de derechos", aun cuando previamente a la separación no haya habido un "reparto equitativo de obligaciones". Es curioso cómo se pretende partir de una idílica "situación de corresponsabilidad" que, por mucho que se empeñen, en muchos casos no responde a la realidad; y sin entrar a valorar cómo puede afectar eso a los hijos (como los míos) que hayan vivido un día a día bien distinto hasta ese momento.  

En una primera fase era incapaz de comprender el porqué de todo esto, pero poco a poco he ido encontrando respuestas, que trataré de ir desgranando en sucesivos post........

1 comentario:

  1. Hola, me gusta tu blog, pasaré a visitarlo. Buena entrada, te comprendo absolutamente...

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